Después se inclino y puso ambos codos en el pecho
del hombre y le dio un beso en el mentón, se levanto sobre las rodillas y dejo
caer por su espalda la blusa acariciando sus hombros, después se bajo del sofá
y puso su redondo trasero a la vista
¾
“que calor
que calor” – susurro así misma
Se zafo el
cinturón, se desabotono y se bajo el pantalón sin doblar las rodillas, el
cachetero se estiraba; quiso sacar un pie cuando en su falta de coordinación
por el exceso de taninos se atoro, intento conservar el equilibrio pero cayó en
el loveseat junto al sillón
Ambos
estallaron en carcajadas, Karen pregunto:
¾
¿Por qué dejamos de hacer esto?
¾
Tu lo dejaste
¾
¡Estúpida! “Siempre he sido una estúpida
arrogante”
¾
No te eches flores
¾
¡Mendigo!
¾
¡Mendiga!
Entonces, ella se deslizo del
sillón hasta el piso, gateo como un felino, se sentó sobre la duela, entre la
mesa de centro y el sofá, puso su mano en la pierna de Alejandro – tienes razón mi amor, lo merezco, he sido
una estúpida – después deslizo su mano hasta la mejilla del hombre en llamas,
una caricia, poso sus dedos en los labios, hizo circulitos, cerró los ojos para
atrapar la suavidad, le metió el índice en la boca y acaricio la lengua del impávido
joven; saco el dedo húmedo y lo chupo.
Embriagada de emociones, agarro la
copa, lleno su boca de vino y se puso de rodillas, jalo tiernamente el rostro
del hombre debajo de ella y junto los labios soltando el vino de su propia
boca, el bebió dócilmente – para que no te levantes – sonreía acortando
distancia
Le dijo –
estas completamente loca – mirándola firmemente a los ojos
¾
Tú me tienes así
Se levanto, su piel despedía
erotismo, un aroma invisible en el espacio,
el joven metió las manos a sus bolsillos, necesitaba disimular la
erección.
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