Google Analytics

miércoles, 8 de febrero de 2012

“La Silueta empieza en el Tacón”

“Cuando la mujer se monta sobre unas zapatillas, ¡nunca jamás! deberá bajarse.”

“…Alcanzo a mirar la pantorrilla, la línea curva se desliza hasta el talón cual pincelada de artista prolongándose hasta su estilizado complemento: “El Tacón” este que la separa al cielo del infierno. Sensual zapatilla que se vuelve parte de la línea sinuosa que viste al tobillo.”

Ahí comienza el viaje lascivo del placer visual que alcanza la efervescencia cuando miramos a toda mujer que se sube a un par de “Zapatillas”, que: “Mágicamente trastornan cualquier imagen “Pura”,  nuestra vista se deforma con una sonrisa retorcida, involuntaria y sensacional; sin importar que tan bella sea, la brujería se derrama en la transformación de una inmediata figura erguida y sensual”. Cualquier tallo encorvado emerge gloriosamente. “Hasta la más desposeída se nutre de garbo”.

 ¿Quién fue el virtuoso que descubrió esa Magia?, mas virtuoso aún fue encontrar el destino preciso a esos cueros artesanos que sin los pies de una dama no son más que trozos de trabajo. “Regalo inigualable a la humanidad”, que logro estimular la sensualidad femenina y la seduce obligándola a brotar de su piel para la dicha del hombre.
“No es magia”, ¡es brujería!... de esa que torna cualquier bien intencionada razón y se distorsiona entre los pensamientos dominantes de la lujuria;  “hechizo indescifrable”, esa pincelada de arte que nació con una simple zapatilla femenina; que la eleva al cielo y la mantiene en contacto con la tierra que habitamos los seres mundanos y débiles ante la catarsis. Al final es el contacto entre el cielo y este paraíso terrenal de enraizados en tacones.

 La mujer cuando se calza unas lascivas zapatillas, jamás deberá separarse de ellas, debería ser una un ley absoluta…. “Y divina”

Sí... en algunos casos son agotadoras pero es el precio por el sumiso delirio de los que se deleitan en cada taconeo y el fabuloso retoque del vaivén de las caderas que se amplía al prolongar sus piernas, digo: ¿Acaso no lo valen?... ¿No vale conquistar voluntades con la simple sencillez del andar ó del despampanante cruce de piernas donde se derrama la tersura hasta la punta de los pies?…  “Mi imperio por poseer esas piernas montadas en tacones fulminantes”. Sucumbir y caer ante esos hermosos pies… es mi elección. Si mi castigo es  adorarlos, “Lo hare eternamente.”

 “Entre más alto es el tacón de la zapatilla más grande es el poder que adquieren.”
 Y la mujer puede andar desnuda o en lencería, “No deja de ser hermosa” sin embargo sin zapatillas jamás alcanzara esa sublime sensualidad arrolladora; desbordan y desquician la pasión;  no hay ojos que se opongan al poder artístico; “Sí una fémina no se las enfunda; los pensamientos perversos que habitan en la profundidad de las entrañas permanecerían gélidos”.  

Y… ¿Qué mujer no se vanagloria de llenar el pensamiento del hombre con destellos de placer al ocupar con su figura la mente de este?... ¿de llevarlo a la locura y saber que está bajo su poder?

“Cuando la mujer se monta sobre unas zapatillas, ¡nunca jamás! deberá bajarse.”

Debería ser una Orden Dictatorial, Mujeres en tacones: “es obligatorio”, “similar a cuando les heredan su sagrada religión”

“Ellas mismas lo llevan en el instinto, como el mismo instinto de ser mujer o de ser madres” al final es parte de su constitucion ¡parte de su misma vanidad!.

Hay pocas cosas en la vida donde ambos géneros pueden coincidir y empatar perfectamente, ellas las “idolatran”, nosotros las “idolatramos con zapatillas” es una perfecta cohesión de sinrazón y pasión, de vínculo y sexualidad



¡¡Ellas se aprovechan, nosotros sedita dócil!!

Nada en este universo se beneficia tanto mutuamente, ¡ni la vida ni el agua juntas son tan excelsas!, quizá la mujer debió nacer con ese calzado integrado; “juntas son como el vino y el paladar cuando se cachondean en pleno sazón”, ese que se disfruta y que te embriaga.   Separadas son simple rutina. “La mujer debe hacer todo en zapatillas”, desde dormir hasta bañarse, ¡así tiene que ser!

“Y La mujer en su lecho, cuando se apronte a despedirse de este mundo tiene que ser con todo y zapatillas, porque hasta en su muerte la vestirán de sensualidad.” Cumpliendo su capricho perenne: “Lucir bellas y sensuales hasta la muerte.”

3 comentarios:

  1. Con zapatos de tacón las nenas se ven mejor que con zapatos bajitos...

    ResponderEliminar
  2. Con zapatos de tacón las nenas se ven mejor que con zapatos bajitos...

    ResponderEliminar
  3. Lo malo , Jorge, es que sielen bajarse de las zapatillas con más frecuencia de la debida.

    ResponderEliminar