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martes, 19 de febrero de 2013

Hipotesis: ¿PARA QUIEN SE EMBELLECE LA MUJER?



El maquillaje nace cuando la mujer se pinta el rostro para que la identifique el hombre que la poseyó inicialmente, los nómadas recorrían distancias y tomaban mujeres, estas intentaban facilitar su reconocimiento de dichos hombres con las marcas coloridas en la cara. Despues se sofistico.

Me fue complejo pero intentare explicar mi punto de vista, acerca de una las aristas de la vanidad femenina y de ello surge esta hipótesis;  todo sucede porque después de observar que las mujeres en su afán de embellecerse, son capaces de someterse  a las torturas más primitivas con el fin de alcanzar su mediana satisfacción, y me refiero a mediana porque nunca estarán conformes.

Y  basta que veamos cómo se cuelgan hasta los más extraños o rudimentarios accesorios para que sepan a qué me refiero;  pero en este pequeño escrito no me enfoco a lo que son capaces de hacer para alcanzar su objetivo, me refiero  y preciso a que las mujeres se embellecen para competir entre ellas mismas.

¿Porque que digo esto?

Porque el hombre es un animal de umbral limitado que solo observa las protuberancias del cuerpo femenino, sus curvas y todo el material lascivo que carga y nunca observa los detalles como las uñas decoradas, las pestañas, los pendientes que parecen insectos o amarres de brujería, los artículos que brillan, los colgajos, los chongos o peinados extraños, las cejas perfiladas ( las cuales son capaces de arrancarse o tatuarse), los  exóticos zapatos que deforman sus pies  y todos esos aparejos impactantes y tortuosos para su embellecimiento.

Entonces doy cuenta que las mujeres se embellecen para competir entre sí mismas, para mirarse más bellas que las demás; y es que son ellas mismas las que se fijan en el mínimo detalle propio y ajeno; en conclusión y sin temor a equivocarme puedo asegurar que ellas se arreglan para superar a los seres de su mismo género, para provocarle el más bajo y rústico sentimiento: “la envidia”, sentimiento que hace inferior a quien lo padece y superior a quien lo provoca.
Imagen de Arthur Depins

Y  también, por supuesto que en esa competencia tienen por hecho que nos arrancan la mirada, obviamente que nuestra capacidad es inferior y no damos cuenta al hecho.
Todo esto es una extraña competencia  silenciosa de sentimientos  arcaicos entre ambos géneros, porque la mujer busca sobresalir a ojos de las demás  y cuando el hombre la ve tan sofisticada solo piensa en como quitarle todo eso a la hora de llevarla a  la cama.

Autor: Garibaldi

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